viernes, 21 de diciembre de 2007

Don Gimeno Vato Alvolante y Díaz de Pitiminí (¡miní, miní!)



Don Gimeno Vato Alvolante y Díaz de Pitiminí (¡miní, miní!) nació un día 32 de Diciembre del pasado siglo XXII.

Nada más nacer se dio cuenta de que su vida había cambiado: el carrito de la enfermería se desbocó por el paritorio y en el momento en el que iba a atropellar a la partera, consiguió desviarlo con su pié derecho justo el espacio suficiente para estrellarlo contra el doctor que la atendía (a su madre, no a la partera).

De joven ya se le veían las maneras. Tanto es así que su madre le puso faldas para que no se le vieran tanto.

Nada más nacer su familia se fue de vacaciones, aprovechando que ese año finales de Diciembre coincidió con principios de Enero. En el viaje al padre le dio un achuchón al corazón, circunstancia que aprovechó nuestro héroe para robarle la cartera, no sin antes anestesiarle debidamente. Gimeno Vato Alvolante y Díaz de Pitiminí (¡miní, miní!) se puso al volante y hete aquí que se encontró... ¿qué creen que se encontró? Pues que el volante ya estaba ocupado por un vendedor de cupones de la ONCE que tenía mucha prisa por ir a ver al Papa a Guadalajara.

Afortunadamente la familia (bien, gracias) consiguió convencerle de que su pretensión era su ilusión de todos los días, es decir, que era un iluso, y que su ceguera probablemente mejoraría después de quitarse de los ojos los dos cucuruchos de helado de cacahuete verde que su madre estaba comiendo en el momento de dar a luz. Esta operación fue practicada por el padre de Gimeno, aprovechando su reciente anestesia.

La operación fue todo un éxito por lo cual le dieron las dos orejas del ex-ciego, quien salió del coche gritando "¡Milagros, milagros, milagros!" A lo que la madre dijo: "¿Por qué gritas Milagros?" "porque así se llama mi mujer Antonia", ante lo cual la madre le ató una soga al tobillo y lo ahorcó, quedando un poco muerto.

Gimeno Vato Alvolante y Díaz de Pitiminí (¡miní, miní!), ahíto él de su larga vida en la carretera, pensó en cambiarse el nombre y cambiarse el sexo. "Gimeno Villo Dedosaños", pensó, y dicho y hecho, se plantó una cornamenta y unos atributos taurinos de manda huevos. Contento con su nuevo status, dio una esquina, y otra, y otra... hasta que se quedó sin esquinas, y sólo había una calle muy muy larga. Y, ¡Luis!, muy felices se las prometía cuando se le pasó por las mientes buscar al ciego, que seguro que tendría una esquina. Pero el ciego, que estaba muerto de miedo, cuando lo vio todo toro, se murió de la risa, con lo cual todo siguió igual, motivo por el que Julio Iglesias actuó en el Festival de Benidorm, causando el suicidio de los miembros del jurado, que se apuntaron a los niños cantores de Viena.

Santo Varón, Igor. ¡Santo Varón!

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